Por Cristhian Salazar
El pasado jueves 5 de noviembre, Erasmo Sáenz Carrete publicó un artículo en el periódico El Siglo de Durango, donde pone en duda la legitimidad de las autoridades de la UJED y habla acerca de la autonomía universitaria. Al respecto quisiera hacer algunas aclaraciones:
Con el tiempo es mejor una verdad dolorosa que una mentira útil. ¡La autonomía universitaria es un mito! Todos lo sabemos pero no todos lo aceptamos. Este concepto implica autonomía económica, autonomía administrativa y autonomía académica.
Si las universidades no tienen autonomía económica, no tendrán autonomía administrativa ni académica. Este es un axioma que el pueblo expresa pintorescamente con la frase: “El que paga manda”. La SEP aprueba expresamente los programas de estudios y establece un sinnúmero de requisitos para conformar cuerpos académicos y poder ranquear a las universidades para determinar cual recibe mayor o menor apoyo económico. ¿Dónde queda la autonomía económica? En concreto, la SEP fija la línea académica de las universidades.
En lo administrativo, la UJED y la mayoría de las universidades del país tienen la misma estructura, y para ser Rector se requiere tener excelentes relaciones con el poder público. Si alguien quiere llegar a la rectoría sin buscar la opinión del gobierno en turno, podría llegar a ganar por azares del destino, pero no podría sostenerse mucho tiempo, pues en la primer quincena tendría a trabajadores y maestros en su contra por falta o retraso de su pago.
La bandera de la autonomía universitaria está hecha girones y descolorida, que se utiliza cuando se puede sacar ventaja de ella, pero que nadie respeta. Además ha servido de amparo a muchos vividores para llevar una vida de parásitos, y a otros para tener poder político y dinero. Algunos llegan al colmo de considerarla un sinónimo de extraterritorialidad.
Don Erasmo es un buen hombre pero peca de ingenuo, habla de legitimidad sin saber lo que significa este concepto. Yo le recomiendo que lea a Norberto Bobbio y a C. Schitt, sobre esta temática.
Pero con toda su noble inocencia, Don Erasmo viene a descalificar un proceso de la Legislatura del Estado y la elección de un Rector efectuada por el Consejo Universitario de la UJED ¿Qué fue un proceso abrupto? De acuerdo, pero Don Rubén Calderón en su informe rendido en el 2008, juró por Dios y por su madre que ese año realizaría la reforma universitaria. Pero jamás lo hizo, a pesar de que el proceso preparatorio de consultas inició hace 20 años.
Pero además el inocente de Don Erasmo, con su artículo viene a calentar a los contras de todas las banderas y causas. Don Erasmo es Doctor en estudios latinoamericanos, egresado de la Sorbona de París. ¿Usted cree que no sepa qué es la ANUIES? Claro que sabe que esta es una simple organización de universidades públicas y privadas, una especie de asociación civil que se constituyó en 1950 en Hermosillo, Sonora. Esta organización tiene sus estatutos, y no hay un solo artículo que le faculte a reconocer o desconocer rectores y universidades. Y Don Erasmo viene y nos dice que la ANUIES no reconoce al Rector Tomás Castro Hidalgo, sabiendo que está mintiendo y que además está pecando de lo que está acusando. Pues con ello sí está descalificando la autonomía universitaria, y está interfiriendo con el legítimo derecho que tiene la UJED de elegir a sus autoridades.
Don Erasmo también critica el hecho de que a los estudiantes de la UJED se les haya otorgado un alto porcentaje para la elección de Rector. Esto revela su ideología conservadora, o quizá su costumbre, pues como él es maestro de la UAM, en esa institución no solo no intervienen los alumnos para elegir al Rector, ni siquiera los maestros. Igual sucede en la UNAM. ¿Quién nombra al Rector en esas universidades? ¿El espíritu santo? No. Se dice que se hace una consulta entre un grupo de notables; pero la verdad es que quien lo designa es el presidente de la república. La Historia nos recuerda la caída de Barrios Sierra, Soberón y Don Pablo González Casanova.
Comprendemos que Don Erasmo defienda a Rubén Calderón, pues fueron condiscípulos en el seminario de esta ciudad, y además el ex rector le dio tiempo completo en la FCA a la esposa de Don Erasmo. Por eso el hombre está agradecido. ¿Pero la dignidad y el honor dónde los dejamos? Sus sofismas no pueden convencernos que lo cierto es falso; que la línea recta es el camino más largo; que la ignominia es honor y que la felonía es virtud.
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