viernes, 10 de diciembre de 2010

¿QUIÉNES SON LOS QUE DEFIENDEN A RUBÉN CALDERÓN?


Por Cristhian Salazar

Bajo el pretexto de defender la autonomía universitaria, varias personas se están desgarrando las vestiduras por el ex Rector Rubén Calderón Luján, en un desplegado publicado el pasado 8 de diciembre en varios medios impresos. ¿Quiénes y qué defienden en realidad estos señores?

Primeramente, están quienes conformaban la camarilla de privilegiados de Rubén Calderón, como Joel Ávila, Juan Bravo, Norma Pulido y Guadalupe Flores Bolívar, que aunque no firman ni aparecen en el desplegado, alientan a sus alfiles para que hagan bulto. Igualmente aparecen otros favoritos del ex Rector, como Palmira Maldonado, Jaime Fernández Escárzaga, María de la Luz Rico, Humberto Ávila Rodríguez, Juan Francisco Salazar Benítez. Y desde luego, está el grupo de Jesús Héctor Carreón, a quien Calderón le había prometido la Secretaría General de la UJED para uno de sus paleros. También están por supuesto la esposa de Chuy Carreón, la Dra. Guadalupe Rodríguez con su coro de parásitos del Instituto de Investigaciones Históricas: Lorena Díaz Rodríguez, Gloria Estela Cano, Beatriz Valles, Jorge Piña y el pintoresco Mauricio Yen Fernández. Este grupo está indignado porque sienten que perdieron la rectoría, pues siendo uno de su equipo el Secretario General, en seis años disputaría la rectoría con 90% de probabilidades de ganar.

¿Para qué quiere Jesús Héctor Carreón la UJED? ¡Para robar! No le fue suficiente estafar a media Universidad con su villa universitaria. Contando para ello con la complicidad de Rubén Calderón, quien le facilitó varios millones de pesos de la tesorería, para que hiciera un negocio particular, en beneficio personal de este ex convicto. No le bastó el secuestro del Dr. José Antonio Rincón, por cuyo delito estuvo en la cárcel y ahora es maestro de posgrado en la Facultad de Derecho.

Después de la Revolución de 1910 – 20, todos los institutos educativos de provincia, y en particular la UNAM en el D.F., se convirtieron en el refugio de la clase porfirista, que había sido desplazada de la estructura del gobierno por la nueva clase triunfadora.

Los centros de educación son el espacio natural de reproducción de la clase dominante; en México hubo durante varios años una contradicción entre los institutos de educación y el gobierno. En el D.F. se solucionó en dos momentos, en 1929 al obtener la UNAM su autonomía y en 1945, al crear una Ley Orgánica realista y operativa. En Durango tanto como Instituto (a pesar del cacaraqueado movimiento de 1933) y ya como Universidad, la UJED no obtuvo su autonomía hasta el régimen del Dr. Héctor Mayagoitia, quien emitió el decreto respectivo donde se faculta al Consejo Universitario para elegir a su Rector. Antes de esa reforma, quien designaba los rectores era el Ejecutivo del Estado.

No obstante, desde la década de los cincuenta, cuando termina en Durango el poder de los generales, y la Universidad se convierte en el espacio donde se producían los integrantes de la burocracia estatal, como dijo Agustín Ruiz Soto: “los poderes se alimentaban de la rica cantera humana y profesional del Instituto” (Lucero González, Santiago Amadeo, Más Allá del Espejo de la Memoria).

Pero para desplazar a la vieja casta dominante dentro de la UJED, hubo que dar un golpe de estado, gracias a eso fue rector el Lic. Rodríguez Solórzano, primero del Instituto y luego de la Universidad creada en 1957. Este dominio se extendió hasta 1986 con el rectorado de Juan Francisco García Guerrero, que no pudo terminar su periodo y se produjo una etapa de anarquía. Gracias a ello toma el poder el grupo clerical denominado GUIA, encabezado por Juan Francisco Salazar Benítez, del que fue desplazado únicamente la cabeza, pero no la estructura, que siguió dominando hasta octubre de este año.

Esta es la secuencia de la vida de la Universidad y la lucha interna por el poder. La autonomía universitaria a pesar de su inclusión en la Constitución, es una entelequia ornamental. Todos sabemos que la autonomía universitaria implica: autonomía de gobierno; autonomía administrativa; autonomía académica y autonomía económica.

Es obvio que la UJED carece de autonomía académica, pues tiene que acatar las directrices de la SEP. Y en cuanto a lo económico, la dependencia del gobierno es total. Con estas dos situaciones se está violando la autonomía universitaria. ¿Por qué no protestamos por estas violaciones?

Por último, espero que los firmantes del desplegado no cobren sus aguinaldos este año, para que sean congruentes en sus actos. Pues cómo pueden aceptar un cheque firmado por un Rector que según ellos es un impostor. Cuando alguien no es consecuente con lo que pregona y con su forma de actuar, solo se puede tratar de un charlatán.

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