lunes, 24 de octubre de 2011

¡SÍ A LOS TOROS, NO A LOS TOREROS!

Por Cristhian Salazar






Un país, una civilización se puede juzgar por la forma en que trata a sus animales.
…Mahatma Gandhi






En estos tiempos de zozobra que vive nuestro país, donde el horror, la crueldad, el crimen y la barbarie se han vuelto algo cotidiano, el tema de prohibir o no las corridas de toros, pudiera parecer frívolo, un asunto de menor importancia en la agenda política. Sin embargo, existe un gran número de ciudadanos que pensamos lo contrario. Carlos Monsivais escribió: “el trato hacia los animales es fundamental en la comprensión general de nuestro comportamiento. La insensibilidad en lo tocante a los animales -se ha probado en demasía- resulta prólogo directo a la insensibilidad ante la vida ajena, incluso en demasiados casos la directamente relacionada con cada persona”.
El hombre es el animal más cruel, el depredador más implacable y el mayor destructor del medio ambiente. Nuestra creencia de ser los dueños de la tierra, nos ha llevado a los desastres ecológicos como el calentamiento global, la extinción de especies o los derrames petroleros. Estas manifestaciones, junto con el maltrato animal, son parte de nuestra deshumanización, de un proceso involutivo de nuestra cultura y que padece la civilización posmoderna.
Sin embargo, recientemente, en la región española de Cataluña, se aprobó una ley que prohíbe la tauromaquia. Ya antes en Las Canarias, se había prohibido también esta inhumana y sádica práctica. Considero que esta decisión del parlamento catalán, puede marcar el principio del fin de la fiesta brava en aquel país, pero también es un hecho que puede ser imitado por otros países donde igualmente se practica el toreo, especialmente en Latinoamérica.
En la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, un legislador priista presentó una propuesta para prohibir los toros en la ciudad de México, lo cual ha abierto el debate al respecto, en un país donde por herencia española, la fiesta brava cuenta con un gran número de seguidores cautivos. La iniciativa cuenta con el apoyo de la bancada del Partido Verde y de varios asambleístas del PRI, por ello existen posibilidades reales de que sea aprobada. El tema también ha provocado que organizaciones y activistas defensores de los animales, comiencen una fuerte campaña a favor de prohibir las corridas.
Los amantes de la tauromaquia, presentan argumentos débiles, que solo tratan de justificar el sadismo, la sed de sangre y el desprecio por los seres vivos.
¿Pero qué puede justificar la tortura y la humillación a un animal inocente? ¿Arte? No puede haber nada artístico en un espectáculo de barbarie como los toros. ¿Tradición? El derecho de pernada, el circo romano y la venta de esclavos también fueron tradiciones, pero no significa que eran algo bueno. ¿La prohibición llevaría a la extinción del toro de lidia? Basta con construir reservas para proteger a esta especie. ¿Es una pelea pareja entre el hombre y el toro? Miles de toros mueren y muy pocos toreros pierden. Además, antes de la faena, los animales son maltratados y para debilitarlos, los deshidratan y les provocan diarrea; les cortan los cuernos y los drogan. ¿Dónde está la igualdad de circunstancias?
La fiesta brava es una manifestación de crueldad y salvajismo, es la tortura hecha deporte. Su prohibición en México, sería un paso delante de nuestra cultura de respeto a la vida ajena y al medio ambiente, un destello de luz, que indicaría que no todo está perdido para nuestra sociedad, y que es posible sacudirnos por momentos nuestra animalidad y nuestra indiferencia con el mundo que nos rodea.
El mundo se encuentra en una época inédita, la tecnología ha llegado a niveles jamás imaginados; la ciencia, el arte y la cultura, evolucionan día con día, es absurdo que nos aferremos a conservar tradiciones tan deleznables y retardatarias como las corridas de toros.

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