Por Cristhian Salazar
Gonzalo
Yáñez se quedó como el perro de las dos tortas. Perdió la diputación federal del distrito 04 y perdió la diputación plurinominal. Por ese motivo
está ardido, impugnó la elección y montó su circo mediático denominado "Expo
Fraude", una payasada, una tomada de pelo para los ciudadanos. No presenta
ningún elemento probatorio, ni un sólo indicio del supuesto fraude electoral. Sus "pruebas" son
vasos, mandiles y tortilleros.
Gonzalo
es un personaje "sui géneris" de la política mexicana. Más que político es un cirquero, con dotes de payaso y habilidades de trapecista
para colgarse de un puesto a otro, pero además, con un ego del tamaño de
la residencia que tiene por carretera a Parral. En los años 70, Marcos Cruz lo trajo a Durango para que le cargara el maletín, pero el mañoso chilango corrió a Marquitos, se quedó con el partido y lo convirtió en una franquicia privada muy lucrativa.
En
1992, el político de marras ganó la Presidencia Municipal de Durango, gracias a varios auténticos luchadores sociales que creyeron en él y lo apoyaron. Pero sobre todo, gracias al dinero y las escobas de
Carlos Salinas de Gortari, quien a cambio le pidió al "Rambo" traicionar a Cuauhtémoc Cárdenas en 1994.
Sin
la protección de los Salinas, Gonzalo no gana
ni la modesta elección de una Junta Municipal. En 1998
perdió en tercer lugar la gubernatura
con Guerrero Mier. En 2010 quiso repetir en la Presidencia Municipal, pero Adán Soria le puso una arrastrada. Y en este año, perdió el cuarto distrito contra Jorge
Herrera Delgado. Estos resultados hicieron añicos el mito de que Gonzalo es una fábrica de votos.
Si
alguien sabe despilfarrar dinero en una campaña política, es precisamente don
Alejandro González Yáñez, entonces que no nos venga
ahora con el cuento, de que el PRI le ganó mediante la compra de votos, porque el pueblo no es tonto y tiene
memoria; Gonzalo repartió billetes como volantes durante toda su campaña, regaló cientos de computadoras y miles
de despensas, huevos, camisetas, gorras y un sinnúmero de dádivas para comprar el voto del
pueblo pobre. No se necesita ser un genio, para darse cuenta que en menos de 15
días, el PT rebasó el tope de gastos de campaña
que establece la Ley Electoral. ¿De dónde saca Gonzalo tanto dinero para financiar sus circenses campañas? De su extraordinaria habilidad para "negociar" en lo
oscurito y para vender elecciones; de su perverso papel de meretriz de la política.
Hoy
Gonzalo se encuentra en un aprieto, porque se quedó sin fuero y sin un cargo que le permita seguir mamando de la ubre del
erario, y seguir financiando los despojos de su base social, los famosos CADI
que le regaló Alberto Anaya, donde laboran un
buen número de profesores que tienen la
ingenua esperanza de obtener una plaza oficial y a quienes Gonzalo trata como
sus lacayos y como borregos para llenar sus mítines. Pero estas escuelas no están reconocidas por la SEP, porque si la Secretaría les otorga clave, los maestros tendrían que afiliarse al SNTE de Elba Esther Gordillo y Gonzalo se quedaría sin gente.
Gonzalo
sabe que perdió la elección a la buena, pero su megalomanía no le permite aceptar la derrota. Además, tiene que patalear y hacer berrinche para no perder vigencia con
sus huestes y para poder venderse caro en la próxima elección.
En
2013, habrá un proceso electoral local muy
competido en la capital de Durango entre el PRI y el PAN. Gonzalo sabe que su
partido está perdido, que no tiene ninguna
posibilidad de triunfo, pero también
sabe que puede ser el fiel de la balanza, y los votos petistas seguramente se venderán a precios de oro. Porque desafortunadamente, mientras siga
existiendo tanta ignorancia y miseria en nuestro pueblo, habrá ciudadanos que sigan creyendo en falsos profetas de esa calaña.
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