LOS LAMENTOS DE LAS VIUDAS DE RUBÉN CALDERÓN

Por Cristhian Salazar

Lloran desconsoladamente. Lloran como si se hubiere muerto su madre, pero no lloran por la madre, lloran por la mama, por la ubre del alma mater. Los destetaron y su alma no encuentra consuelo. ¿La autonomía universitaria? No saben ni lo que es, y la confunden con la autarquía, porque los exime de toda responsabilidad. Creen que los espacios a donde están asignados, son una casa para pensionados por invalidez, o en el mejor de los casos un asilo o refugio de haraganes. Quieren escudarse en la autonomía para dedicarse a la vagancia de tiempo completo, con cargo al presupuesto de la UJED.

Don Rubén Calderón se dejó seducir por la labia de Jesús Carreón, que aparte de ladrón, es el mejor lameculos de Durango. El ex Rector hizo a un lado a varias personas que lo ayudaron a llegar a la rectoría, para aliarse con los que habían estado en su contra. Su candor e ingenuidad lo hicieron presa fácil del chucho Carreón y su camorra.

¿Por qué tanto clamoreo de esta runfla de patanes? Porque el buenazo de Rubén Calderón le había prometido a Carreón que si lo apoyaba en su reelección, le daría la Secretaría General de la UJED a una de sus marionetas. Quien iba a ser Secretario General de facto, sería el ex convicto Jesús Carreón. Este ejemplar lombrosiano ubicaría en buenas posiciones a su esposa Guadalupe Rodríguez y a toda su familia (pues ya los tiene incrustados en toda la Universidad, en la Escuela de Pintura y en el Instituto de Investigaciones Históricas), y a los demás miembros de esta camorra, como son el pintoresco Mauricio Yen Fernández, Gloria Cano y su esposo Isac Piña, Lorena Rodríguez, y otros más.

En manos de esta gente iba a quedar la Universidad, son personas cuya moral avergonzaría al mismo Al Capone. ¿Creen ustedes que exagero? Veamos. Jesús Carreón y familia, en 1980 secuestraron al Dr. Antonio Rincón, por ello estuvo en la cárcel 3 años y salió libre no porque fuera inocente, sino por fallas en la integración de la averiguación. En estos momentos tiene pendiente el mega fraude de Villa Universitaria, donde estafó a cientos de profesores de la UJED.

Pero junto a este angelito hay otros como Mauricio Yen Fernández, que gana 30 mil pesos al mes como investigador en el Instituto de Investigaciones Históricas, y que desde 1979 a la fecha, lo único que ha producido son 20 cuartillas. Este señor es el investigador más caro del mundo; pero eso si, en cualquier mitote está presente. Además se pasa más tiempo en la calle que en su cubículo del I.I.H. En iguales condiciones se encuentran Jorge Piña y la señora Lorena Rodríguez. Pero además de parásitos, son unos incompetentes de pe a pa.

Esta pandilla conformó un dizque frente de defensa de la autonomía de la UJED; y los acompañan otras viudas de Rubén Calderón como la señora Norma Pulido, quien percibe un salario de 25 mil quinientos pesos por no hacer nada, su único mérito es tener una lengua larga como su cola. Esta dama es otro parásito que vive a cargo del erario de la UJED, o sea de los impuestos que todos pagamos. Y el colmo de los colmos, es que el ex Rector Calderón, le adelantó el pago en una sola partida de los años 2009 y 2010. ¿Esto no son trapacerías?

Igualmente, Ernesto Aguilar García gana 25 mil al mes; Jaime Fernández Escárzaga gana casi 40 mil pesos al mes; Palmira Maldonado 27 mil, Normita Huizar 20 mil; Lorena Martínez Martínez 27 mil. Algunas de estas personas tenían un empleo administrativo con el ex Rector Calderón y por ello recibían un sobre sueldo, lo que aumentaba más su percepción.

Por eso lloran y patalean las viudas de Calderón, y no por la autonomía universitaria, la cual nomás la están usando de escudo para cubrir sus bastardos intereses personales. Incluso acaban de publicar un pasquín, un bodrio lleno de infamias y calumnias, que además parece haber sido escrito por analfabetas funcionales.

La UJED necesita una sacudida, para deshacerse de esta plaga que como un lastre impide su desarrollo. Necesitamos desparasitar a la UJED; es urgente, lo único que se necesita es amor por la Universidad, valor y audacia para enfrentar la rabieta del avispero. El Rector se debe amparar en el pueblo y hacer público toda la suciedad que existe. Él es gente joven, que no tiene complicidades con las anteriores administraciones.