sábado, 23 de julio de 2011

AÚN NO DEBEMOS CANTAR VICTORIA

Por Cristhian Salazar

“Ya tenemos medio cuerpo en Los Pinos”
…Roberto Madrazo.
Julio de 2005

Hay priistas que se quieren comer la vaca antes de matarla. Y la confianza puede llegar a ser el principal obstáculo para que el PRI recupere la Presidencia de la República.

El reciente triunfo del tricolor en los estados de Nayarit, Coahuila y Estado de México, ha despertado un sentimiento de triunfalismo y de exceso de confianza entre su militancia y algunos dirigentes.

El Edomex es la entidad con mayor número de votantes en todo el país y es considerado por muchos como la antesala y el laboratorio electoral para las presidenciales. Por ello este triunfo del PRI tiene una importancia trascendental.

¿Pero estas importantes victorias del PRI, le garantizan su boleto de regreso a Los Pinos? Claro que no.

En 2005, Enrique Peña Nieto ganó con gran comodidad el gobierno del Estado de México con 47.45 % de los votos, contra 24.79 % del panista Rubén Mendoza y 24.17 % de la perredista Yeidkol Polevnsky.

Sin embargo, en las elecciones presidenciales de 2006, en ese mismo estado, el candidato del PRI Roberto Madrazo obtuvo solo 1´029,038 votos; el PAN de Felipe Calderón 1´766,443 votos y el peje con las “izquierdas” obtuvo 2´462,614 votos.

Ahora en 2011, el PRI le puso una arrastrada al PAN y al PRD en el Edomex, con el 62.25% de los votos que obtuvo Eruviel Ávila, contra 12.47% de Bravo Mena y 21.09% de Alejandro Encinas.

En esta elección, la gente salió a votar en contra del desastroso gobierno de Calderón y su fallida política de seguridad, además de que el candidato del PAN resultó ser un inútil. Por su parte, la izquierda contaba con un buen candidato, pero las pugnas internas de las tribus perredistas y el peje, impidieron lograr hacer una buena campaña. Por ello nadie puede ver al PRD como una verdadera opción de gobierno.

Como podemos ver, el comportamiento electoral, de una elección local a una federal en el Estado de México, es bastante atípica. Por esta razón, no puede darse por hecho que el escenario de 2011 se repetirá en 2012. Aunque hay algunos incautos priistas que ya se sienten con un pie en Los Pinos.

Además, el PAN no se quedará con los brazos cruzados, estoy seguro que la derecha solo saldrá a patadas de Los Pinos. Y si Calderón siente que la voluntad popular no le favorece a su candidato, puede recurrir a la guerra sucia, al fraude y en última instancia, al golpe de Estado. No por nada ya tiene al ejército en las calles desde hace varios años.

Por otra parte, aparentemente el PAN no cuenta con un candidato definido, con posibilidades de competir con Peña Nieto en las encuestas. Pero basta un cañonazo de billetes a las televisoras y una restiradita a cualquiera de los aspirantes panistas, para posicionarlo en pocas semanas.

Por supuesto que no todos los lunes son lunes. El PRI de hoy no es el mismo que el PRI de hace 5 años. Hoy cuenta con otras grandes ventajas. Tiene a Peña Nieto, el aspirante mejor posicionado en todas las encuestas. También cuenta con una mejor maquinaria electoral y fuerza territorial en la mayoría de los estados. Pero sobre todo, los priistas hoy saben que deben mantener la unidad a toda costa, porque de repetirse el escenario de fractura en el que rompieron con Madrazo Elba Esther Gordillo y los integrantes del TUCOM, el partido está destinado a la derrota.

¿Qué necesita entonces el PRI? En primer lugar unidad. El peor escenario para este partido sería un rompimiento de Manlio Fabio Beltrones, un actor político de gran peso específico dentro del PRI y que podría llevarse una buena cantidad de gobernadores, diputados y senadores a otro partido.

En segundo lugar, el PRI debe presentar a los mexicanos un proyecto de Estado viable, progresista, de centro-izquierda, que contraste completamente de la política panista que tiene al país ensangrentado y paupérrimo. Al PRI ya no debe bastarle con presentarse como la menos peor de las opciones, porque eso no le va a alcanzar para ganar las elecciones.

Y en tercer lugar, los priistas deben eliminar el exceso de confianza y el triunfalismo. Deben prepararse para una guerra de alta intensidad, y estar conscientes de que no van a enfrentarse con angelitos. La derecha no va a jugar para perder y se va a aferrar con todas sus uñas a la silla. El PRI debe blindarse por todos sus flancos y buscar aliados poderosos. De lo contrario, deberemos resignarnos a otro sexenio retardatario en manos del PAN.

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