viernes, 4 de noviembre de 2011

UNA PRUEBA PARA LA IZQUIERDA

Por Cristhian Salazar

Será a través de encuestas como definirá el PRD a su candidato presidencial, así lo acordaron los dos aspirantes perredistas Marcelo Ebrard y Andrés Manuel López Obrador.

Las empresas encargadas de levantar el sondeo, fueron elegidas por los mismos precandidatos. AMLO escogió a Covarrubias y Asociados y el Jefe de Gobierno a Nodo Investigación y Estrategia. Pero además, habrá una tercera encuestadora que auditará a las otras dos, con la finalidad de darle certidumbre al proceso.

Ambos aspirantes ya declararon que si pierden, se sumarán a la campaña del ganador, dibujando un escenario favorable para la izquierda, de unidad y de acuerdos.

Sin embargo, la política tiene un lenguaje especial, una especie de código que no todos saben leer. Cuando un político dice que sí, generalmente quiere decir que no. Cuando dice que aceptará la derrota, en realidad quiere decir que buscará un rompimiento.

López Obrador tiene más de doce años buscando la Presidencia de la República, desde que fue Jefe de Gobierno del D.F. En ese espacio construyó su candidatura y definió su proyecto de nación al que llama “alternativo”. Además se siente robado por el panismo, debido a los acontecimientos de las elecciones de 2006 en que presuntamente le arrebataron la Presidencia. Será muy difícil que el Peje se resigne a entregarle la candidatura del PRD a Marcelo, sería como regalarle al Jefe de Gobierno todos estos años de trabajo.

Es evidente que AMLO está mejor posicionado en las preferencias electorales, debido al tiempo que tiene haciendo campaña de facto, recorriendo todo el territorio nacional e incluso algunas ciudades de Estados Unidos. Pero además, la situación actual del país, la miseria que ha crecido en forma alarmante, es tierra fértil para que el discurso mesiánico y desafiante del tabasqueño gane simpatizantes. En tiempos difíciles, el pueblo se une con los más contestatarios.

En estas condiciones, considero que López saldrá ganador en este ejercicio demoscópico. Si es así, a Ebrard no le quedará más que reconocer el triunfo del tabasqueño y esperar una oportunidad en 2018. Es aquí donde deberá relucir la capacidad de negociación de los perredistas, que por lo menos deberán ceder a Marcelo la candidatura del D.F. para uno de sus delfines, además de posiciones en el Congreso y el Senado.

Las encuestas que definirán al candidato del PRD, se llevarán a cabo en medio de la elección de los 91 consejeros electorales que faltan en los estados de Oaxaca, Chiapas, Veracruz y Zacatecas, ya que en estas entidades se cancelaron las elecciones debido al “cochinero” del pasado 23 de octubre. Este proceso será clave para lo que pueda suceder más adelante. Si todo sale sin contratiempos, será un síntoma de que existe un acuerdo verdadero entre las tribus, pero si vuelve a surgir un conflicto, será un indicativo de una ruptura que podría sepultar a la izquierda.

El PRD y la izquierda mexicana, se encuentran en una prueba de fuego, en la disyuntiva de unirse o de morir. Divididos, no tienen ninguna posibilidad de triunfo, tendrían candidaturas meramente presenciales. Pero si llegan unidos a 2006, podrían mandar al PAN al tercer lugar de las preferencias.

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