Por Cristhian Salazar
En una reunión con banqueros, Felipe Calderón aseguró que su candidata Josefina Vázquez Mota se encuentra a solo cuatro puntos de Enrique Peña Nieto. El Presidente, o andaba otra vez borracho, o nos quiere jugar el dedo en la boca. Si se trata de lo primero, que con su pan se lo coma. Pero si se trata de lo segundo, es una intervención directa del Ejecutivo en el proceso electoral, porque pretende influir en en la voluntad del electorado, creando la percepción de que doña Josefina está subiendo en las preferencias, lo cual es grave.
No se necesita una encuesta para percibir el enorme rechazo popular que existe, en contra de todo lo que huela al PAN. Este partido casi se acaba al país en solo dos sexenios, dejándolo con índices de pobreza y desempleo brutales, con una sociedad polarizada, pero sobre todo, con un Estado fragmentado y sometido a los poderes informales, violentos y no violentos.
El pueblo le está pasando a Calderón una factura demasiado cara, que ha dejado su fallida "guerra contra el crimen organizado". El Presidente ha sembrado odio desde el comienzo de su gobierno, y solo puede cosechar desprecio, rechazo e impopularidad. Ya se ha derramado demasiada sangre en el afán de legitimar al que muchos llaman espurio.
En estas condiciones, es absurdo pensar que la candidata de Acción Nacional goza de popularidad y va creciendo en las encuestas, por el simple hecho de que Vázquez Mota representa la continuidad de un gobierno fallido, ineficaz e ineficiente, que gobierna a base de terror y que le arrebató a los mexicanos la tranquilidad y la paz social.
Josefina Vázquez Mota fue electa en un proceso interno de su partido, que fue calificado como un "cochinero", ya que hubo desde espionaje telefónico, hasta acarreo y compra de votos. Además, por donde Josefina ha pasado, dejó un fuerte tufo de ineptitud y corrupción.
En 2000, mister Fox la nombró titular de la SEDESOL, es decir, fue la encargada de manejar los programas para combatir la pobreza, y en 2006 dejó la Secretaría para ser coordinadora de campaña de Calderón. Es claro que la estrategia era usar los padrones de beneficiarios para promover el voto panista.
El periodista José Reveles documentó que en 2005 se desviaron mil 800 millones de pesos de la SEDESOL, afectando el Fondo para la vivienda rural. Y por otro lado, Ariel Velázquez de la revista "La Verdad", documentó que Vázquez Mota desvió otros 70 millones de pesos destinados a la vivienda de los tarahumaras y otros pueblos indígenas.
En 2006, Calderón le pagó a Josefina todos sus favores convirtiéndola en Secretaria de Educación. Su paso por la SEP fue muy gris, y se enfrentó con el sindicato magisterial que encabeza Elba Esther Gordillo, con quien ahora pretende tejer una alianza política.
En 2009 se convirtió en diputada federal, y en la Cámara destacó por ser la legisladora más fiaca. En materia de seguridad, Josefina pretende continuar la estrategia de Felipe Calderón y dejar al Ejército en las calles.
La candidata del PAN es neoliberal y ultraconservadora, se opone a las políticas en favor de las libertades femeninas y del las minorías sociales.
Calderón quiere reelegirse, a través de esta mujer corrupta y retardataria, que ya demostró su incapacidad para la función pública. Para lograrlo, el Presidente se valdrá de todo el aparato federal, de la guerra sucia y del fraude. Por eso se cura en salud y nos quiere hacer creer que su candidata trae mucho vuelo. Pero los mexicanos ya no caeremos en ese garlito, el pueblo tiene memoria y sabe que el PAN significa desempleo, miseria y luto. Debemos evitar otro sexenio sombrío, pero para eso debemos estar organizados y defender con todo, nuestro derecho de elegir al futuro Presidente de México.
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