Por
Cristhian Salazar
Se
acerca un proceso electoral de gran trascendencia para nuestro estado, ya que
habrán de elegirse 39 presidentes municipales y 17 diputados locales, pero lo
que realmente está en juego, es la correlación de fuerzas políticas rumbo a la
elección de gobernador en 2016. Por lo pronto, el PRI ya eligió el método para
seleccionar a sus candidatos: la polémica convención de delegados.
Los
estatutos del PRI establecen en su artículo 181, los procedimientos para elegir
a sus abanderados, contemplando el de Elección Directa o como algunos lo
llaman, consulta a la base. También está establecido el método de Convención de
Delegados, que ya fue seleccionado por el Consejo Político Estatal, uno de los
máximos órganos de gobierno en el tricolor, pero antes de elegirlo, fueron
consultados los 39 Consejos Políticos Municipales en todo el estado, que se
manifestaron en forma unánime por el mencionado método. Es decir, la clase
política priista se pronunció por la Convención.
Ambos
procedimientos tienen sus ventajas y desventajas, pero es absurdo afirmar que
uno es más democrático que el otro. La consulta directa a la base no garantiza
que el proceso sea totalmente limpio, ya que no sólo está expuesto a la
manipulación de las fuerzas políticas al interior del partido, también fuerzas
externas pueden introducirse para tratar
de ensuciar la elección. Por otro lado, la Convención de Delegados también
puede prestarse a manipulaciones, o a que los delegados electos reciban línea
de sus sectores.
Sin
embargo, lo que sí es una realidad, es que el procedimiento que crea mejores
condiciones para la unidad, es el de la Convención, ya que una elección
abierta, genera guerra sucia entre los contrincantes y entre la militancia, lo
cual afecta principalmente al partido. Basta con recordar las elecciones
internas en 2006, entre Madrazo y los “TUCOM”, que terminaron un cisma y llevaron al PRI a una tragedia electoral que
lo colocó hasta el tercer lugar.
La
Convención de Delegados es un método más conveniente, porque se blinda al PRI
de intromisiones externas, además, la
intención de la dirigencia estatal, es
agotar el diálogo entre los sectores y organizaciones, para tratar de llegar al
proceso con candidaturas de unidad, en un escenario donde todas las expresiones
estén representadas.
En
estas condiciones, ¿serán los priistas quienes elijan a sus candidatos? Claro
que sí. Las Convenciones no sólo se
componen de los Consejos Políticos Municipales, éstos integran únicamente el
50% del órgano. La norma interna establece otra mitad conformada por delegados
electos en asambleas de los sectores y organizaciones del PRI; y por delegados
electos democráticamente en asambleas territoriales. Todo ello bajo los
principios de voto libre, directo, secreto e intransferible. Será una elección
entre verdaderos militantes, sin riesgos de manoseos externos ni de guerra
sucia que divida.
Las
elecciones en puerta no son cosa menor, como ya lo mencionamos, son la antesala
del 2016 y no se puede tomar ningún riesgo ante la complejidad de la contienda.
Por ello el PRI ha elegido el mejor método interno para postular candidatos,
igual de democrático que la consulta a la base, pero que garantiza el escenario de mayor unidad. De
haber elegido la elección directa, el partido se estaría haciendo un harakiri.
Pero en el PRI ya se aprendió de los errores, la oposición le apostaba a la
fractura del tricolor, porque saben que este partido unido, es prácticamente invencible,
y haber elegido el método de Convención de delegados, significa un gran paso
hacia la unidad, y por ende al triunfo.
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