Por
Cristhian Salazar
Aispuro es un mito como el
chupacabras. La televisión, algunos panistas y los esbirros del tamazulense, se
han encargado de atribuirle facultades y capacidades que él no posee. Nos han vendido la idea de que se trata de una
máquina de hacer votos y un demócrata, pero en realidad es un político más del montón. Nos han hecho ver a un líder,
donde sólo hay un pueblerino que llegó a Durango para cargarle el maletín a Silerio.
Lo cierto, es que hace más de 12 años que Aispuro no gana una
sola elección. La última que ganó fue en 2001 cuando el güero obtuvo la Presidencia Municipal, pero en aquel entonces
fue gracias a don Pedro Ávila Nevarez, a quien le arrebató la candidatura y lo utilizó para atraerle votos. Después de aquél, todos los cargos de
Aispuro han sido por la vía de la negociación. En 2010 perdió contra Jorge Herrera Caldera y en 2012 fue humillado por
Ismael Hernández Déras. ¿Dónde quedó la máquina de votos?
Por otro lado, todo mundo sabe
que en 2004, por una diputación federal, el licenciado
Aispuro vendió sus delegados en la contienda
interna del PRI para gobernador. ¿Dónde quedó el demócrata?
En estas condiciones, Aispuro
es un mito, pero uno muy frágil. Ha construido su capital
político a base de la autoinmolación, y padece un delirio de persecución enfermizo que lo hace ver como la víctima de los "perversos priistas". Los hechos más recientes que prueban la paranoia del neopanista, son en
primer lugar, las famosas grabaciones telefónicas
con algunos presidentes municipales del PAN que circularon en los medios de
comunicación. Grabaciones que por cierto
dicen muy poco, que para nada lo comprometen políticamente,
pero que sí le sirven para seguir vigente
y en su papel de "Magdalena".
En segundo lugar, el supuesto atentado
a sus oficinas de gestoría. El senador Aispuro no tardó en lloriquear y culpar al Gobierno por tan "terrible agresión" a través de las redes sociales. Pero
los tuiteros terminaron por descalificar y mofarse del evidente montaje.
La gubernatura se ha
convertido en una obsesión patológica para Aispuro, por eso ahora busca desesperadamente la
candidatura a la Presidencia Municipal, porque sabe que esa posición es la antesala para repetir como candidato al Gobierno
del Estado. Al senador Aispuro le urge ser candidato, sin importarle dejar el
cargo que le regalaron los verdaderos panistas a quienes está desplazando, ni dejar
a Durango con un representante popular menos en la Cámara Alta.
Sin embargo, el mito de
Aispuro poco a poco se ha hecho añicos, sobre todo al ser
derrotado por su "Némesis" en las pasadas
elecciones. No creo que los panistas sean tan ingenuos para volver a cederle al
senador Aispuro la candidatura más importante de las próximas elecciones, sobre todo porque en ese partido hay
otros cuadros que pueden competirle más fuertemente al PRI, como
Jorge Salum, panista de cepa que tiene buen rato esperando una oportunidad de
esta envergadura; o como Andrés Galván y Gina Campuzano, también
con una destacada trayectoria dentro de su partido.
Un hombre se conoce por sus
obras. ¿Qué ha hecho Aispuro por Durango? Su obra más emblemática es un puente pedestre más parecido a una joroba, construido a precios de oro. Que
no nos vengan nuevamente con el garlito de que este hombre de poses mesiánicas es la salvación para el estado.
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