Por Cristhian Salazar
Quien
haya convencido a Gustavo Madero de dar a conocer los resultados de la
depuración del padrón del PAN, debe ser
su peor enemigo. La noticia fue tomada como un desastre para la militancia, y
con eminente alegría por los demás partidos políticos, lo cual debilita aún más
y agrava la crisis que vive Acción Nacional.
El
PAN perdió la oportunidad de convertirse en un partido hegemónico, bastaron dos
sexenios para que el pueblo se desencantara con este instituto político que
traicionó la confianza de millones de mexicanos. Por un lado, el gobierno
frívolo y corrupto de Fox; y por otro, la desastrosa guerra de Calderón, han
convertido aquel poderoso partido de la alternancia,
en un partido en ruinas, con serios riesgos de fractura. Sólo quedan los
mendrugos que serán disputados ferozmente por los grupos intestinos.
Después
de perder la Presidencia de la República, el PAN se quedará solamente con 20%
de su padrón de militantes activos y adherentes. De acuerdo con las cifras finales del registro
de militantes disponibles en el sitio web del partido, La mayor pérdida de
afiliados se registró en Veracruz, Estado de México, Jalisco y Distrito
Federal, entidades de gran importancia electoral. La desbandada fue de 80 por
ciento, pues sólo 2 de cada 10 refrendaron su pertenencia al partido.
El
año pasado, el padrón panista llegó a ser de un millón 868 mil 567 militantes
activos y adherentes. Hoy sólo tienen 368 mil 253 militantes activos y
adherentes, es decir, perdieron más de un millón y medio de militantes.
El
estado que más simpatizantes perdió fue Veracruz; en 2012 alcanzó a tener una
militancia de 173 mil militantes y en
este 2013 sólo refrendaron su partidismo 35 mil 287. En el Distrito Federal,
donde fue durante varios años la segunda fuerza política y en dos ocasiones
estuvo a punto de ganar las elecciones, perdió 88.7 por ciento.
Si
la caída en militancia en un promedio de 50 por ciento es grave, entre los
adherentes es desastrosa, pues después del proceso de refrendo apenas quedaron
entre 10 y 20 por ciento de los que se decían simpatizantes. Es decir, se fueron nueve de cada diez panistas que
estuvieron con el partido mientras éste detentó el poder presidencial. Además,
notables panistas abandonaron las filas del partido, como el ex presidente,
Vicente Fox Quesada; y los ex gobernadores de Yucatán, Patricio Patrón Laviada,
y de Tlaxcala, Héctor Ortiz Ortiz.
Durango
no ha sido la excepción, de 43 mil 449
militantes, sólo quedaron 10 mil 336, un
descenso del 73%. En el municipio de Durango de 11 mil 981 militantes
registrados, quedaron 2 mil 618, una pérdida de casi el 80%. En el municipio de
Gómez Palacio, de 2 mil 825 adherentes pasó a 387. Una disminución de 86%. En
el municipio de Guadalupe Victoria de 2 mil 145 adherentes solamente quedaron
53, una disminución del 97.6%. En el municipio de Pueblo
Nuevo de 1,381 adherentes quedaron 281.
80% menos. Recordemos que este año tendremos elecciones en los 39
municipios y en los 17 distritos locales, en estas condiciones, el panorama
para el PAN es deprimente. Aispuro debe estar dándose golpes en la cabeza por
haber dejado al PRI de sus amores.
Está
claro. El PAN ya no es una opción política en México, al menos no este PAN
dividido y derruido. Si quieren sobrevivir, los panistas deberán refundar su partido, reconciliarse con su doctrina y
los principios que han legado hombres como Manuel Gómez Morín o Carlos Castillo
Peraza; y deslindarse de la negra herencia de Felipe Calderón. De lo contrario,
este partido estará destinado al cisma, o en el peor de los casos a la
extinción.
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